Los centros de procesamiento de datos (Data Centers) son la infraestructura crítica del mundo digital. Sin embargo, su crecimiento conlleva desafíos ambientales cada vez más relevantes: alta demanda energética, dependencia de los sistemas de refrigeración y vulnerabilidad ante los efectos del cambio climático. Por ello, la sostenibilidad en Data Centers ya no es solo una cuestión de eficiencia, sino también de resiliencia y adaptación climática.
Los nuevos requisitos europeos —como la Directiva (UE) 2023/1791 de Eficiencia Energética y el Reglamento Delegado (UE) 2024/1364— establecen que los operadores de Data Centers deben publicar y reportar anualmente sus indicadores de rendimiento energético (PUE, REF, CUE, etc.). El objetivo es lograr instalaciones altamente eficientes y transparentes, integradas en los objetivos de descarbonización de la UE.
Entre las medidas recomendadas:
Estas estrategias permiten reducir el consumo energético hasta un 40%, y mejorar el factor de reutilización de energía (ERF), tal como establece la norma UNE-EN 50600-4-6.
El consumo de agua es otro factor crítico en la operación de los Data Centers. Los sistemas basados en torres evaporativas o free cooling adiabático pueden llegar a consumos de miles de m³ anuales. Las nuevas tendencias apuestan por sistemas cerrados y de bajo uso de agua, haciendo que el consumo sea equivalente al de una vivienda familiar.
Medidas clave:
La Taxonomía Europea (Reglamento (UE) 2020/852, Apéndice A) exige que toda actividad económica realice una evaluación de riesgos físicos climáticos e incorpore medidas de adaptación. En el caso de los Data Centers, el riesgo más relevante identificado en España es el de las olas de calor prolongadas, que pueden afectar directamente los sistemas de climatización y la continuidad del servicio.
Soluciones de adaptación recomendadas:
Este conjunto de soluciones permite reducir la vulnerabilidad ante episodios extremos y aumentar la resiliencia operativa de la infraestructura.
Las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN) son una vía complementaria para mejorar la sostenibilidad ambiental de los Data Centers, especialmente cuando se ubican en zonas cercanas a espacios naturales. Ejemplos aplicables:
Estas estrategias generan co-beneficios: reducción del efecto isla de calor, control de pluviales, mejora de biodiversidad e integración paisajística.
La sostenibilidad no es solo una cuestión técnica, sino también de gestión y transparencia. Los Data Centers más avanzados integran sistemas de gobernanza ambiental según las normas UNE-CLC/TS 50600-5-1 y ISO 14091:2021 para evaluar riesgos climáticos y sostenibilidad. Medidas de gestión recomendadas:
Este enfoque integral permite acreditar el cumplimiento del principio DNSH (Do No Significant Harm) y reforzar la credibilidad ambiental ante inversores, clientes y autoridades.
Los Data Centers deben reducir su huella de carbono y convertirse en infraestructuras adaptativas, capaces de anticipar riesgos, reducir impactos y generar valor ambiental. Integrar criterios BREEAM, LEED o Taxonomía Europea desde el diseño es esencial para asegurar su viabilidad a largo plazo y su alineación con los objetivos de neutralidad climática y desarrollo sostenible de la UE.